Venciendo al frío de la tarde de este jueves 10 de julio, unas cincuenta personas se dieron cita en el templo de la Parroquia Santo Toribio de Mogrovejo de la Zona Cordillera, para dialogar junto a tres profesionales, quienes desde sus diversas especialidades buscaron aportar nuevos elementos para este diálogo.
Para esta conversación se invitó al médico Dr. Manuel Donoso, al psiquiatra Dr. Pablo Verdier y al Teólogo Joaquín Silva.
El doctor Verdier abordó el tema de la “Terapia cognitiva y secuelas post aborto” en la que explicó como las mujeres que se han realizado abortos pueden experimentar depresiones crónicas que impregnan toda su vida futura. A través de la presentación de diversos casos, el médico señaló que este cuadro clínico en la mayoría de las oportunidades se demuestra a lo largo del tiempo. “No es algo que se manifiesta o cuente al ginecólogo o al psiquiatra. Es algo que se calla. ”Por ello el facultativo manifestó la necesidad de sensibilizar a sus colegas en tratar de manera delicada a las pacientes que necesitan encontrar en el doctor, una persona que les genere la confianza para hablar de una situación tan delicada.
En tanto, el médico Manuel Donoso presentó diversos aspectos de lo que ha implicado en otros países la legalización del aborto, aportando datos científicos para el debate. Pero antes de ello, dio espacio para escuchar las inquietudes que se le manifestaron los asistentes. Desde ese punto de partida, el doctor Donoso abordó las diversas causales que se estarían incluyendo en la propuesta actual de despenalización del aborto y con cifras, propuso cuestionamientos a los argumentos presentados por quienes promueven dicha ley. “¿El embrión es un ser humano? Sí, y en eso coinciden todos los textos de embriología que se estudian en las universidades”, argumentó.
Finalmente, el teólogo Joaquín Silva, inició su espacio haciendo la pregunta “¿Qué nos preocupa, nos afecta, nos conmueve sobre este tema?”. Es así como presentó cinco elementos para la reflexión: la práctica misma del aborto y la magnitud de sus cifras a nivel mundial, el silencio y la indiferencia sobre el tema, el eufemismo respecto a una invitación a dialogar sobre un tema que ya parece zanjado, el rechazo virulento a la postura de la iglesia, y finalmente la cultura de la muerte que va transformando delitos en derechos. Ante esa realidad, realizó un llamado a “amar y respetar la vida de cada hombre y mujer… la cultura de la vida, que es fruto del amor y de la paz”.
Fuente: Comunicaciones Santiago
www.iglesiadesantiago.cl
Santiago, 11-07-2014