La solemne liturgia ecuménica, se inició a las 10.30 horas, con la presencia de las más altas autoridades civiles y militares de la Región de Tarapacá, y con la presencia de pastores y hermanos de otras confesiones religiosas, quienes por primera vez participan de esta oración por la patria en nuestra diócesis.
En la oportunidad distintas autoridades y representantes de las Fuerzas Armadas y de Orden, además del mundo sindical y la vida pública y de la Iglesia, pidieron por las autoridades, la Patria y el bien común. Así, cada de ellos, luego de súplica inmediatamente colocó un poco de incienso para que su plegaria subiera a Dios.
En el momento de la Paz, un grupo de niños y niñas, de las diversas pastorales de la Diócesis de Iquique, junto al Obispo, se acercaron a la asamblea para dar la Paz y al mismo tiempo entregar un bandera chilena, en representación de Chile, “la patria que se que se construye con el esfuerzo de todos. Que la bandera siga siendo signo de unidad y de compromiso. Que esta bandera que flamea en los grandes edificios del Estado, en las pequeñas escuelas rurales, en nuestras casas y estadios, nos una como chilenos”, dijo de moderador de la celebración litúrgica.
En la oportunidad, los Pastores de otras confesiones cristianas pidieron por los mineros y los trabajadores, mientras que los representantes de la comunidad musulmana, cantaron un trozo del Corán y elevaron su oración al único Dios. Inmediatamente después, monseñor Marco Ordenes, junto a los dichos ministros, extendieron sus brazos hacia la asamblea y entregaron la Bendición bíblica de Aarón.
Homilía del Obispo
En la oportunidad, monseñor Marco Antonio Ordenes señaló que unidos a lo largo de todo el territorio, “levantamos con fe nuestra oración a Dios Creador. En la misma plegaria, oramos juntos: pastores de otras confesiones cristianas, junto al imán de la comunidad musulmana. Unidos en el tronco de Abraham, queremos levantar desde aquí nuestra oración por Chile”.
De este modo el Obispo de Iquique, inició su homilía, en la cual destacó la existencia de un talento común; “el bien, que es fundamento para la multiplicación de otros talentos básicos y necesarios, pues sin ellos no hay Patria. La unidad, la justicia, la responsabilidad, el diálogo, el respeto por la vida, la equidad, la solidaridad y la fraternidad sin exclusiones, el cuidado en el buen uso del medio ambiente, etc., son talentos, con los cuales nació Chile, y hoy después de 200 años, desde la fe y la recta conciencia, surge la pregunta: “Chile ¿qué has hecho con los talentos recibidos?” .
Sin embargo, dijo que no el don se debe multiplicar porque “no basta con tener el poder político, el cargo de la administración pública, la silla parlamentaria, el estrado de la magistratura o el puesto de un mando militar, es necesario que lo recibido, de frutos abundantes. Desde el trabajo más humilde a la labor de mayor responsabilidad en el país: a todos se nos llama y pregunta por nuestro aporte a la Patria. Dios, nuestro Padre, nos invita a construir una nación con el esfuerzo de todos sus hijos. Por ello, esta pregunta: ¿Qué has hecho con los talentos recibidos? nos invita a renovar nuestros esfuerzos por el bien de todo Chile”.
Así, también dijo que la unidad debe multiplicarse por todas partes, porque permite salir de los intereses personales, para buscar el bien de un país, y agregó que este talento, unido al don del diálogo, “nos invita a nunca romper con los espacios para exponer con verdad nuestras miradas, proyectos y decisiones; libre de amenazas y presiones, pero sí con real disposición de escuchar y acoger lo cierto y justo que está en el otro”.
Por otra parte, afirmó que la justicia “es un talento que reclama de Chile, un ejercicio de actuar siempre en recta conciencia, tanto para cuantos la administran, como quienes deben auxiliarla. Su misma aplicación reclama justicia, para que todos tengan ante ella la misma posibilidad. Cuando la voz del que más tiene o puede, no se impone ante la voz del que tiene o puede menos; sino que para todos se busca lo que es justo, es signo que este talento se ha multiplicado con creces”.
“Un hermoso don, que ha marcado la idiosincrasia chilena ha sido el respeto por la vida. El cuidado por los enfermos, los voluntarios generosos que disponen sus servicios para ayudar a otros; la preocupación por mejorar las condiciones de acceso a la salud de los que tienen menos, la conciencia del valor sagrado de la vida al momento de gestarse, están en el alma de la Patria. Así también, hemos bendecido a Dios por la vida de los 33 mineros, y con cuanto anhelo esperamos su rescate; porque la vida es siempre valiosa”, agregó.
También expresó que “anhelamos y suplicamos para que el conflicto de los comuneros mapuches alcance el diálogo y una justa justicia”, e invitó a soñar un Chile con Dios porque con Él “aprendemos profundamente la lección de no excluir a nadie, pues todos tienen derecho a pan, casa, abrigo, trabajo y abrazo; y la responsabilidad de multiplicar sus talentos. Un todo que recoge a los niños y jóvenes, a ancianos y trabajadores, jefes y jefas de hogar. Un todo que no se olvida de los que viven en la pampa y en los pueblos del interior; de los que están en condición de calle y privados de libertad. Un todo que acoge al migrante en sus más diversas condiciones”.
“Con Dios se construye una patria más verdadera porque en Él radica la plenitud del amor. Soñar es tener esperanzas; y en Dios se construyen con fundamento. Cuando nos abrimos al nuevo tiempo que nos conducirá al tricentenario de Chile, nos preguntamos ¿Sobre qué roca construiremos el Chile que queremos? ¿Serán las mismas que fueron colocando los padres de la patria, los valientes de la historia y tantos chilenos y chilenas que dieron lo mejor de sí constante y humildemente? Chile ¿dónde colocarás a Dios? ¿Cómo un adorno social o definitivamente buscarás excluirlo de tus días? Desde la opción creyente, confesando a Dios en su existencia y providencia, te decimos: La Casa de la Patria se construye con Dios, de otra manera, en vano se cansarán tus albañiles”.
Aseguró que Chile es profundamente creyente e intuye la presencia de Dios; ”Chile, tiene la Fe en el corazón, y estas tierras nortinas lo experimentan, al reconocer su presencia, que también se hizo historia y cultura. En la misma identidad de la Patria, en su genética patrimonial, Dios está grabado a fuego. Con la Madre del Señor, a quien invocamos como Patrona de Chile, hemos descubierto, que sólo en Dios, nuestro pueblo tiene vida”.
Fuente: Comunicaciones Iquique
Iquique, 18-09-2010