“No podemos soslayar la preocupación por la situación real de la familia, por un trabajo digno y bien remunerado para todos, por una solución adecuada para el problema del pueblo mapuche, por una seria revisión de los proyectos energéticos, cuyo impacto ecológico puede comprometer la salud humana, como parece ser, por ejemplo, el Proyecto Castilla y otros parecidos” dijo el Obispo, ante las personas que colmaron el templo, y entre las que se encontraba la Intendenta regional, parlamentarios, autoridades provinciales y comunales, representantes de los bailes chinos y clubes de chuasos. También invitó a reflexionar sobre el “tipo de desarrollo que queremos en nuestro futuro”, mencionando heridas sociales como la soledad, el abandono de los adultos mayores, la disminución de la natalidad, la destrucción del medio ambiente y la discriminación “por razones étnicas, políticas, económicas o religiosas”.
Monseñor Quintana señaló “tres rasgos fundamentales de la conciencia valórica de nuestro pueblo, que el Cardenal Silva Henríquez llamó en su momento “el alma de Chile”… el primado de la libertad sobre toda forma de dominación, el primado del derecho por sobre toda injusta arbitrariedad y el primado de la fe que nos viene de nuestra relación coherente con el Dios de la vida, que se ha manifestado en Jesús Señor y Maestro por sobre cualquier forma de idolatría”.
Haciendo referencia a la imagen de la Virgen del Carmen que presidió la celebración, el Obispo invitó a “hacer lo que Jesús nos diga”, tal como María dijo en las bodas de Caná, para hacer de Chile “un país unido, honesto, solidario, que quiere ser de verdad “una mesa para todos” y concluyó señalando que, colaborando con Cristo, “haremos posible que haya pan, respeto y alegría para cada hombre y mujer de nuestra tierra, para cada familia de Chile”.
Chile, corazón agradecido
En otros temas, Don Gaspar hizo mención de las hermosas muestras de solidaridad que surgieron luego del terremoto, y del esfuerzo mancomunado que han hecho todos los sectores para rescatar a los 33 mineros atrapados en la mina San José, dos tragedias que han marcado este año bicentenario. También hizo un agradecido recuerdo de “solícitos pastores como el Cardenal Juan Francisco Fresno, Carlos Camus y el recordado don Fernando Ariztía, y a los muchos sacerdotes y diáconos permanentes, religiosos y religiosas y de tantos laicos que han sido entre nosotros “luz del mundo y sal de la tierra” con su palabra y el testimonio de su vida”. Agradeció también la belleza del país, el temple de las personas, que “nos ha permitido levantarnos de nuestras caídas, superar nuestras catástrofes naturales y a aprender a dialogar más profundamente, dejando atrás los dolorosos desencuentros por lo que hemos pasado” y “la fe en Jesucristo de quienes pertenecemos a confesiones cristianas”
Testimonio de fortaleza
Un emotivo momento se vivió en la Catedral cuando la esposa y la hija de uno de los mineros atrapados compartió un sentido testimonio acerca de cómo habían vivido este tiempo tan difícil. Ambas dijeron que la fe las había sostenido en todo momento, y que nunca se dejaron abatir por los malos presagios que hacían temer lo peor. Agradecieron el apoyo y la presencia permanente del Obispo y de los sacerdotes, y las muestras de cariño y solidaridad de todos los sectores.
¿Cómo quiero mi país?
Esa fue la pregunta que se hicieron cinco escolares de diferentes establecimientos educacionales de Copiapó. Ellos coincidieron en decir que querían un país sin exclusiones ni diferencias entre ricos y pobres, donde todos tuvieran educación y trabajo.
Luego del Te Deum, la imagen de la Carmelita se trasladó hasta las afueras del edificio del Gobierno Regional para presidir el desfile en honor de las Glorias del Ejército.
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Fuente: Comunicaciones Copiapó
Copiapó, 21-09-2010