En el contexto de la memoria de Nuestra Señora de los Dolores
Iglesia en Santiago junto a los enfermos en el día de Nuestra Señora de los Dolores
Monseñor Ricardo Ezzati, arzobispo de Santiago, y monseñor Cristián Contreras Villarroel, obispo auxiliar, concurrieron a sendos hospitales para visitar enfermos, llevarles una palabra de cercanía y esperanza y celebrar la misa, en el Día del Enfermo.
El Arzobispo visitó el Hospital Clínico de la Universidad Católica, donde fue recibido por el rector de esa casa de estudios superiores, Ignacio Sánchez, y el director del hospital, doctor Ricardo Rabagliatti. El pastor visitó a los sacerdotes internados, a quienes llevó una palabra de ánimo, y departió con el personal del establecimiento, a quien bendijo y estimuló a seguir sirviendo a los enfermos.
Posteriormente, presidió la eucaristía, concelebrada por el capellán, padre Jorge Tapia, y el padre José Antonio Varas, en la que participaron algunos internos, directivos y personal del recinto asistencial.
En su homilía monseñor Ezzati habló del sentido de la cruz, de sufrimiento en la vida del cristiano. Afirmó que la cruz “es parte de nuestra existencia, pero esa cruz no tiene humanamente sentido y crea sentimientos de rebelión, de repudio. Y es normal que sea así”. Pero, si miramos quién está clavado en la cruz, dijo, “podemos descubrir en ella un instrumento de amor, de salvación y de esperanza”, porque Jesucristo está enviado por Dios “para establecer en medio de nuestro dolor un rayo de luz y de esperanza, un sentido profundo de amor y de resurrección”.
Añadió que “Jesucristo está en la cruz porque nos ama, porque se ha convertido en puente entre nuestra miseria y el amor del Padre”. Precisó que “es el mismo Jesús quien da explicación a su cruz, al decir que nadie tiene más amor que aquel que da su vida por la persona humana”. Explicó que la cruz “se vuelve instrumento de esperanza, de vida, porque en ella está clavado el Hijo de Dios, que ha vencido a la muerte resucitando y abriendo el camino para la vida plena”.
Finalmente, monseñor Ezzati aseguró que la cruz no deja de ser dolorosa, pero que junto a ella está María, “ayudándonos a descubrir al presencia de su Hijo Jesús en la cruz, para que podamos sentir de mano de ella la consolación y la ayuda para comprender la cruz”, la cual, dijo, tiene un sentido de trascendencia, porque ella “no es el último camino de la vida del Señor. El último y definitivo capítulo de la vida del Señor es su resurrección y su glorificación junto al Padre”.
El Arzobispo agradeció a todos los que trabajan en la atención de los enfermos y pidió que sean “signos concretos de la salvación, del amor y de la esperanza que brota de la cruz”.
Monseñor Cristián Conteras Villarroel conmemoró el Día del Enfermo con una misa en el Hospital Salvador
La Eucaristía congregó a la directora del Hospital Salvador, doctora María Elena Sepúlveda; la subdirectora, doctora Ximena Bizama; médicos, pacientes, enfermeras, tecnólogos médicos, administrativos, religiosas, voluntarios de Caritas y agentes pastorales dedicados a la atención de los enfermos. El oficio estuvo presidido por monseñor Cristián Contreras Villarroel, Obispo Auxiliar de Santiago; el Padre Jaime Fernández, delegado episcopal para la Pastoral Hospitalaria, y el presbítero Patrick Hamilton, capellán del centro hospitalario.
Con esta Misa se conmemoró la festividad de Nuestra Señora de los Dolores y el Día del enfermo en este centro hospitalario. Al inicio de la Eucaristía monseñor Cristián Contreras dio gracias a los directivos del Hospital Salvador, al personal de salud y los voluntarios que “de diverso modo ayudan, acompañan y llevan la salud, la presencia y el mensaje del Señor Jesucristo” a los enfermos diariamente.
Durante la homilía el Obispo mencionó la reciente tragedia ocurrida en el archipiélago de Juan Fernández en la que 21 compatriotas perdieron la vida. “La cultura actual no tiene respuesta para las tragedias (…) por eso hemos visto una enorme y variada expresión de fe en Dios”, dijo. “Hay algo de connaturalidad en el alma del pueblo chileno con Dios”. Ella se produce “en algo que nos identifica a todos, en las cruces personales y también en nuestras cruces colectivas”. Explicó que ella “nos hace ser solidarios en los momentos límite de nuestra existencia”.
Monseñor Contreras sostuvo que si los cristianos tenemos una cercanía misionera con el mundo del dolor es porque “Cristo padeció y se identificó con el enfermo”. Añadió: “En el enfermo hay una presencia real, aunque no sacramental, de Cristo mismo y así como lo veneramos y hacemos comunión de vida con él en el sacramento de la presencia viva de Cristo, también queremos hacer comunión con la persona enferma y que padece”. Recalcó que nuestro Dios es compasivo, “comparte su pasión como la compartió su hijo Jesucristo en la cruz y en la muerte”. Esto muestra la pedagogía de Dios que asumió en Cristo nuestra pequeñez, dolor, enfermedad y muerte.
Finalmente a la Virgen María, Nuestra Señora de los Dolores, a quien también conoció profundamente el dolor humano, el dolor de su hijo, “le vamos a pedir que nos acompañe en nuestro itinerario cristiano hacia la Casa del Padre y nos dé la fortaleza que ella tuvo para estar junto a los hermanos enfermos y más dolientes”, expresó al concluir la homilía.
Tras la comunión el diácono José Alvear, jefe de la Unidad de Acompañamiento Espiritual del Ministerio de Salud, dijo unas palabras de agradecimiento en relación con la institución del Día del Enfermo en la Iglesia Católica. En ellas destacó el mayor conocimiento del mundo del enfermo y el mayor impulso de renovación a la pastoral de la salud, con más presencia, equipos y capacitación.
Después de la Eucaristía monseñor Cristián Contreras visitó y bendijo a todos los pacientes críticos y post quirúrgicos que se encontraban en las dos unidades de cuidados intensivos del Hospital Salvador.