“El comienzo de un Año nuevo, don de Dios a la humanidad, es una invitación a desear a todos, con mucha confianza y afecto, que este tiempo que tenemos por delante esté marcado por la justicia y la paz”, manifiesta el Papa Benedicto XVI al inicio de su mensaje. Luego nos llama a recibir el 2012 aguardando al Señor como el centinela a la aurora.
Benedicto XVI también recoge las inquietudes de los jóvenes durante este tiempo. Dice: “Las preocupaciones manifestadas en estos últimos tiempos por muchos jóvenes en diversas regiones del mundo expresan el deseo de mirar con fundada esperanza el futuro. En la actualidad, muchos son los aspectos que les preocupan: el deseo de recibir una formación que los prepare con más profundidad a afrontar la realidad, la dificultad de formar una familia y encontrar un puesto estable de trabajo, la capacidad efectiva de contribuir al mundo de la política, de la cultura y de la economía, para edificar una sociedad con un rostro más humano y solidario”.
Siguiendo la línea propuesta por el lema de la Jornada de este año, el Papa manifiesta que “la educación es la aventura más fascinante y difícil de la vida”. Explica que “educar –que viene de educere en latín– significa conducir fuera de sí mismos para introducirlos en la realidad, hacia una plenitud que hace crecer a la persona”. En este sentido la familia es el primer lugar donde se educa a las personas, seguida por las instituciones dedicadas a la educación. A ellas llama “que vigilen con gran sentido de responsabilidad para que se respete y valore en toda circunstancia la dignidad de cada persona”. También invita a los políticos a hacer su contribución para ayudar a familias e instituciones para ejercer su derecho a educar.
El Papa aclara: “La primera educación consiste en aprender a reconocer en el hombre la imagen del Creador y, por consiguiente, a tener un profundo respeto por cada ser humano y ayudar a los otros a llevar una vida conforme a esta altísima dignidad”. Añade: “Sólo en la relación con Dios comprende también el hombre el significado de la propia libertad. Y es cometido de la educación el formar en la auténtica libertad”.
Paz verdadera
“La paz no es sólo ausencia de guerra y no se limita a asegurar el equilibrio de fuerzas adversas. La paz no puede alcanzarse en la tierra sin la salvaguardia de los bienes de las personas, la libre comunicación entre los seres humanos, el respeto de la dignidad de las personas y de los pueblos, la práctica asidua de la fraternidad. La paz es fruto de la justicia y efecto de la caridad. Y es ante todo don de Dios”, asegura el Papa. “Los cristianos creemos que Cristo es nuestra verdadera paz: en Él, en su cruz, Dios ha reconciliado consigo al mundo y ha destruido las barreras que nos separaban a unos de otros”
A los jóvenes el Papa finalmente dice: “Vosotros sois un don precioso para la sociedad. No os dejéis vencer por el desánimo ante las dificultades y no os entreguéis a las falsas soluciones, que con frecuencia se presentan como el camino más fácil para superar los problemas. No tengáis miedo de comprometeros, de hacer frente al esfuerzo y al sacrificio, de elegir los caminos que requieren fidelidad y constancia, humildad y dedicación. Vivid con confianza vuestra juventud y esos profundos deseos de felicidad, verdad, belleza y amor verdadero que experimentáis”. A todos los católicos manifiesta: “Miremos con mayor esperanza al futuro, animémonos mutuamente en nuestro camino, trabajemos para dar a nuestro mundo un rostro más humano y fraterno y sintámonos unidos en la responsabilidad respecto a las jóvenes generaciones de hoy y del mañana, particularmente en educarlas a ser pacíficas y artífices de paz”.
Reflexión en la Arquidiócesis de SantiagoMonseñor Andrés Arteaga, Obispo Auxiliar de Santiago, escribió el editorial del portal www.iglesiadesantiago.cl. En él asegura que el Papa entrega claves para mirar el futuro con esperanza.
“El Mensaje para motivar la celebración de la Jornada está marcado de principio a fin por la clave de la ‘sólida esperanza’ como la actitud del hombre de fe que aguarda al Señor”, sostiene monseñor Arteaga. Nos e trata de ingenuidad, sino de una confianza informada en la juventud. “El texto invita a ser meditado y reflexionado no sólo para iniciar el nuevo año con ‘sólida esperanza' sino para todo el tiempo de la Misión Joven”, sostiene el Obispo.
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Fuente: DOP www.iglesiadesantiago.cl
Santiago, 28-12-2011