La Eucaristía contó con la presencia de autoridades de Gobierno como el ministro de Vivienda y urbanismo, Rodrigo Pérez Mackenna; el intendente regional Víctor Lobos; el alcalde de Talcahuano, Gastón Saavedra y varios seremis y directores de servicios públicos.
La comunidad de Santa Clara realizó previamente una procesión por calles del sector hasta iniciarse la celebración de la Misa, a las 21 horas, que fue presidida por Monseñor Pedro Ossandón, Obispo Auxiliar y concelebrada por el párroco de Santa Cecilia, Germán Hermosilla y varios sacerdotes del Decanato.
En su homilía, Monseñor Ossandón valoró el gran esfuerzo de los habitantes del lugar que tras sufrir el impacto del terremoto y maremoto, salieron adelante y hoy continúan trabajando con entusiasmo. También resaltó la presencia de la imagen de la Virgen del Carmen Peregrina, que fue donada por su S. S. Benedicto XVI, poco después del terremoto a la Iglesia de Chile y después de recorrer y peregrinar por todo el país, llegó a la comunidad de Santa Clara para quedarse definitivamente. A ella, se ofrecieron oraciones especiales para pedir su protección al país.
Al concluir la Misa, Monseñor Ossandón dijo que “claramente la gran deuda que tenemos todos con los que sufrieron es la unidad y el compromiso solidario, un gesto humilde. Verdaderamente, hay que volver a dar paso de unidad, no más mentiras, no más falacias ni ataques, sino unidad que va siempre orientada a resolver y buscar las herramientas más eficaces, de tal manera de ayudar para que todos los damnificados puedan salir adelante y al mismo tiempo, todos nosotros, no sólo las autoridades, tenemos una deuda de mayor compromiso”.
Indicó que en la celebración eucarística “imploramos a Dios, en primer lugar por las familias que han perdido sus seres queridos y dando gracias por quienes nos han dado ejemplo de superación como es la comunidad de Santa Clara. Le hemos perdido perdón para superar todo nuestro egoísmo y nuestra soberbia”.
Finalmente, afirmó que “el Señor Jesús nos invita sobre todo en el momento de la dificultad, de la crisis y de la muerte y Él tiene autoridad para hacerlo porque seguimos a un crucificado, que muriendo y asumiendo todos nuestros dolores nos ha dado la vida, eso significa despertar la generosidad. Creo que, en estos días justo cuando se inicia la Cuaresma, todos los chilenos de buena voluntad, no sólo los creyentes, todos los chilenos que de verdad desean despertar lo mejor de su corazón, tenemos la obligación moral de comprometernos para que siempre, en la hora de la tragedia, en Chile, podamos decir “sí” , cuenten conmigo, totalmente”.
Fuente: Comunicaciones Concepción
Concepción, 27-02-2012