“Estoy muy orgulloso de estar aquí y de representar a mi país. Yo soy de Filipinas y es bonito saber que todos, sin importar la nacionalidad, somos uno en Cristo”, comentó el Cónsul de Filipinas en Chile, Edward Guinto.
En un ambiente de festividad y alegría, se inició con banderas de muchos países de Latinoamérica, además de otros continentes, el Día Nacional del Migrante, cada uno con sus vestimentas y vestuarios típicos.
En la homilía el Monseñor Galo Fernández, Obispo Auxiliar de Santiago, saludó con cariño a los diversos países, alegrándose por la diversidad de coloridos representadas en las banderas. Agradeció la asistencia de diferentes cónsules y todo el esfuerzo del Instituto Católico Chileno de Migración, Incami.
“La experiencia de migrar de pueblo en pueblo la vivió también Jesús con su Palabra y nos recuerda el deber de acoger al hermano forastero cuando está fuera de su tierra, necesitando cariño y amor”, señaló.
Afirmó que estamos llamados a amar y respetar al prójimo, sea de donde sea. “Lo desconocido genera temores y donde hay personas, hay roces. En el misterio de Jesús está en acoger a nuestros pueblos diversos, acoger estas heridas y alertar sobre la xenofobia, el rechazo e indiferencia que a veces se vive”.
Acompañó en la Eucaristía el Padre Idenilso Bortolotto, vicepresidente ejecutivo de Incami quien señaló que la celebración del día del migrante se viene haciendo en Chile y Latinoamérica hace muchos años, buscando concientizar a todos los países sobre la importancia de los migrantes en cada territorio, haciendo la Iglesia una señal para acogerlos. “Los desafíos que se vienen son varios: desde los migrantes encontrar comunidades que sean acogedoras, sensibles y donde puedan integrarse, y desde nosotros como sociedad tomando conciencia que son personas, no números o simples trabajadores, que necesitan ser acogidos, recibidos e integrados.”
La misa contó con la participación de diferentes países. Las lecturas fueron realizadas por miembros de Filipinas, Colombia y Bolivia, además de realizarse peticiones por miembros de varios países migrantes, como México, Paraguay, Perú, Cuba, España, entre otros.
“Estoy realmente feliz de poder estar aquí. Llevo 6 años en Chile y cada año participo, y la alegría de estar con otros países y compartir es impagable. Nosotros sabemos lo difícil que es estar lejos de los nuestros, porque se extraña mucho nuestro país, nuestra familia. Cuando se está entre varios que están en lo mismo, eso da más fuerza. comentó Elma Bedeiro, de Brasil.
“Los migrantes en este país tenemos y esperamos seguir teniendo esta gran acogida del pueblo chileno y aportar nosotros nuestra cultura y así enriquecernos mutuamente. Nuestra diversidad cultural, gastronómica y musical es muy importante. En la parroquia una vez al mes cantamos con nuestros instrumentos y cantos de nuestro país, con otros ritmos. A la gente le gusta que haya una fusión, donde hay tambores, percusión y cantos bien melódicos, que nos hace feliz de poder compartir”, afirmó Mónica Lara, de Barranquilla, Colombia.
Importante destacar la labor del Incami, organismo de la Conferencia Episcopal que se encarga de trabajar con los migrantes en Chile y los migrantes chilenos en el exterior. “Nos preocupamos de acompañar a nivel pastoral y social la realidad de los migrantes. Contamos con casas de acogida, donde se les acoge, capacita y se busca insertarlos en el medio laboral, a fin de contar con recursos que les permita cubrir sus necesidades. Junto a esto, buscamos que se cumpla la legislación laboral, informando tanto al empleador como al migrante de sus derechos y deberes” señaló el secretario académico de la institución, Delio Cubides.
El encuentro terminó con una muestra gastronómica y folklórica, además de fotos del Obispo con los representantes de los diferentes países.
Fuente: Comunicaciones Santiago
www.iglesiadesantiago.cl
Santiago, 07-09-2014