A continuación publicamos la Carta textualmente:
Señor Director:
Tal como se indicó hace unos días cuando se anunció el proyecto de ley de Agenda Antidelincuencia, hay muchas formas en que una persona que ha cometido un delito o ha reincidido puede evitar la cárcel o rebajar su condena.
Sin embargo, la persona que delinque no tiene muchas formas de evitar lo que muchas veces está a la base de la delincuencia: la extrema vulnerabilidad social en la que vive. Esta situación social no justifica los actos delictivos, pero su consideración resulta relevante para el desarrollo de políticas de seguridad ciudadana y de gestión penitenciaria.
Hace unos meses fue inaugurado el Espacio Mandela en la Penitenciaría de Santiago, un lugar que ofrece de manera articulada capacitación laboral, formación en emprendimiento, intervención psicosocial, apoyo espiritual y trabajo intrapenitenciario. Está dirigido a la población violenta de las galerías de la Penitenciaría y no se exige buena conducta al momento de postular. En este proyecto de reinserción han participado activamente el Ministerio de Justicia, Gendarmería, Fosis, Sence y la Iglesia Católica. Los resultados preliminares nos permiten confirmar que si el más alto índice de delincuencia proviene de la reincidencia, el endurecimiento de las penas es insuficiente si no considera seriamente los planes de reinserción que se ejecutan dentro de las cárceles. Esta consideración es fundamental para que las políticas de seguridad ciudadana sean relevantes.
El encierro no solo no hace justicia con la víctima ni con el victimario, sino que tampoco con la sociedad en general si es que el tiempo de privación de libertad no va acompañado de un plan serio, articulado y bien financiado de reinserción social. Más que el contagio criminógeno, lo que se está dando en las cárceles del país es una agudización de la vulnerabilidad social que llevó a muchos de los internos a delinquir, y esta es una responsabilidad de todos los chilenos. Aunque la opinión general sostiene que en la cárcel se aprenden "técnicas de delincuencia" para aplicarlas al recobrar la libertad, debemos comprender que en esas personas estamos ejerciendo una segunda violencia, por la ausencia de una política de Estado que apoye con decisión los esfuerzos de Gendarmería, con el mínimo presupuesto que cuenta para la reinserción, y que transforme las cárceles en espacios de rehabilitación humana. Si el Estado se decide a dar este paso, los niveles de delincuencia disminuirán notablemente y repararemos, aunque sea en parte, el daño causado por la pobreza, violencia y marginalidad en las que viven amplios sectores de nuestra sociedad, consecuencia de nuestro desigual modelo de desarrollo, que hacen de la delincuencia su modo de sobrevivencia.
P. Luis Roblero sj
Capellán nacional de Gendarmería
Fuente: Comunicaciones Pastoral Social Caritas
Santiago, 30-01-2015