Al presentar el texto, el secretario general de la Conferencia Episcopal, mons. Cristián Contreras Villarroel, obispo de Melipilla, explicó que desde el año 2002, la CECh se ha planteado como un desafío prioritario abordar la problemática del abuso sexual de menores de edad, tanto en la Iglesia como en la sociedad chilena.
Tras el primer Protocolo del año 2003 para enfrentar estas situaciones, actualizado y complementado el año 2011, los Obispos redactaron, a petición de la Santa Sede, el documento de Líneas guía, es decir, procedimientos claros y coordinados en el manejo de los casos de abuso, tanto para asistir a las víctimas como para formar a la comunidad eclesial en la protección de los menores de edad.
El texto fue revisado por la Santa Sede y su versión final fue aprobada en la 109ª Asamblea Plenaria, celebrada en abril pasada. Lleva por título “Cuidado y Esperanza. Líneas Guía de la Conferencia Episcopal de Chile para tratar los casos de abusos sexuales a menores de edad”.
Mons. Contreras Villarroel informó que el pasado domingo 24 de mayo, en la solemnidad de Pentecostés, la fiesta del Espíritu Santo, todos los obispos diocesanos de Chile firmaron el decreto que promulga estas Líneas Guía como norma oficial en cada una de las circunscripciones. Explicó que las nuevas Normas comenzarán a regir el 16 de julio, solemnidad de Nuestra Señora del Carmen.
Mons. Goic: "Estamos todavía lejos en el caminar hacia un nunca más abusos"
Mons. Alejandro Goic, obispo de Rancagua y presidente del Consejo nacional de prevención de abusos y acompañamiento de víctimas, sostuvo que las Líneas guía son "el fruto de un proceso emprendido por la Iglesia en Chile en uno de los momentos más dolorosos de su historia. Los abusos contra menores perpetrados por clérigos marcan, ciertamente, un antes y un después en la vida eclesial chilena".
Mirando hoy a "la Iglesia samaritana de ayer, voz de los sin voz, refugio de vulnerados y vulnerables, la que abría sus puertas para ofrecerles amparo y protección, la que desde su fuerza moral emergía como referente natural para grandes acuerdos nacionales", el obispo de Rancagua dejó planteadas estas preguntas: "¿qué nos ocurrió?, ¿cómo pudimos llegar al contrasentido de nuestra misión que significa el daño a menores?, ¿cómo recuperar nuestra debilitada credibilidad de hoy?"
Añadió Mons. Goic que corresponderá a futuras generaciones poder mirar en perspectiva en qué fallamos. "A nosotros, obispos de la Iglesia Católica en el Chile de 2015, nos toca dar un paso relevante en este proceso de acompañamiento y reparación. Ayer éramos los Obispos quienes clamábamos verdad y justicia. Hoy hermanos y hermanas nuestras exigen de nosotros, pastores, garantías más contundentes de que no hay lugar en el sacerdocio para quienes abusan de niños, niñas y jóvenes", sostuvo.
El vicepresidente de la CECh aclaró que actualizar las Normas es una tarea que los obispos han emprendido "con humildad, reconociendo que en este caminar estamos todavía lejos del horizonte que nos proponemos hacia un 'nunca más abusos'".
Agradeció el servicio prestado por los integrantes del Consejo nacional de prevención de abusos y acompañamiento a víctimas, entidad que preside, y también de quienes han recibido este encargo en diócesis y en institutos de vida consagrada. Un trabajo que definió como "complejo y no exento de incomprensibles".
"Nos estremeció y nos sigue estremeciendo"
Mons. Goic hizo hincapié en que las Lineas guía se han tejido a partir de los dolorosos aprendizajes de este tiempo. Asomarnos a la herida abierta y disponernos a curar nos estremeció y nos sigue estremeciendo. Nos duele lo obrado mal. Nos lastima por cada persona dañada, por cada persona silenciada, por cada lágrima derramada y también por las contenidas".
Concluyó que "no serán estas Líneas Guía las que reparen el daño irreparable. Pero con la ayuda de Dios, la voluntad y firme decisión de cada uno de mis hermanos obispos y los superiores religiosos, podremos ofrecer a nuestras comunidades y a la sociedad chilena la respuesta eclesial clara y categórica que se espera de nosotros en esta hora".
Cardenal Ezzati: un paso más para instalar ambientes sanos y seguros
En la presentación del documento, el presidente de la Conferencia Episcopal, cardenal Ricardo Ezzati, afirma que la promulgación a nivel nacional de estas Líneas guía "es un paso más en el decidido proceso por implementar en toda la Iglesia chilena, planes de prevención de todo tipo de abusos y desde una perspectiva más amplia, un avance en la instalación de ambientes sanos y seguros que garanticen el cuidado y desarrollo de todos quienes participamos en la Iglesia".
Añade el arzobispo de Santiago que "en un tema tan delicado que ha sido motivo de heridas todavía abiertas en nuestra Iglesia, esperamos que esta actualizada normativa garantice de un mejor modo el esfuerzo de todos para desterrar definitivamente la lacra del abuso de los contextos eclesiales”.
La coordinadora del Consejo nacional de prevención, Pilar Ramírez, explicó la siguiente Síntesis del documento.
Síntesis de las Líneas guía
La normativa pretende dar una respuesta integral en la Iglesia Católica en Chile a la crisis de abusos a menores de edad, abordándose desde tres perspectivas relevantes: los procedimientos ante situaciones de abuso sexual, el acompañamiento a las víctimas y la prevención de situaciones abusivas.
El texto, dividido en ocho capítulos y 135 números (párrafos), está organizado como sigue.
I. Introducción
II. Principios fundamentales
III. Conceptos y fuentes
IV. Procedimientos acerca de las denuncias en ámbito canónico
V. Atención pastoral
VI. Prevención del abuso sexual
VII. Acerca de los clérigos religiosos
VIII. Conclusiones
En los tres primeros capítulos se encuentra un resumen de la génesis de las Líneas guía y los principios, conceptos y fuentes a partir de los cuales se desarrolla su contenido. Se enuncian como principios fundamentales la Protección de los menores de edad, la Integridad en el ministerio sacerdotal, el Compromiso con la transparencia y responsabilidad y la Colaboración con la sociedad y las autoridades.
El capítulo cuarto regula los procedimientos a seguir frente a las denuncias en el ámbito canónico, incluyendo la relación con las denuncias ante las autoridades estatales, donde se reafirma la idea de alentar a que las víctimas ejerzan su derecho de acudir ante la justicia.
En el capítulo quinto se aborda la atención pastoral, distinguiendo en primer lugar lo pertinente al cuidado de la víctima. Aquí se expresa la necesidad de una actitud de acogida y apoyo ya desde el primer encuentro con el denunciante, asegurándole la cercanía de la Iglesia con el dolor sufrido, el interés por la búsqueda de la verdad y la intención de colaborar en el proceso de superación del daño causado. En este capítulo se establecen también normas de carácter general para el cuidado de quien resulte denunciado, exhortándose a los clérigos que han causado daño a otros, a “responder de sus actos delante de Dios, de la sociedad y de sus superiores”. Se incluyen en este apartado normas para la supervisión de aquellos sancionados que permanecen en estado clerical. Por último, en este capítulo se integran lineamientos en relación al cuidado de la comunidad dado el impacto que las situaciones de abuso sexual producen en el entorno de las familias y comunidades eclesiales afectadas.
El capítulo seis contiene las normas que rigen las políticas de prevención del abuso sexual en la Iglesia Católica en Chile, enfatizando la instalación de ambientes de buen trato con establecimientos de vínculos sanos que eviten los abusos. Se anuncia la adopción de programas a nivel nacional, los que se ejecutarán con apoyo del Consejo nacional y de las unidades diocesanas. Entre las funciones de los Consejos para la prevención diocesanos, se incluye acoger denuncias, contribuir a la prevención y proveer acompañamiento a las víctimas, asesorando al obispo con respecto a estas materias.
Entre las principales disposiciones en torno a la prevención se cuentan las siguientes:
• Se considera a la formación en la temática del abuso sexual, con indicación clara de sus contenidos y alcances, como una estrategia básica de prevención. Esta formación está destinada a todas las personas que prestan un servicio pastoral, incluidas las autoridades eclesiásticas, catequistas, agentes pastorales, voluntarios en general, seminaristas, clérigos y consagrados/as. Se indica que la participación en la capacitación respectiva debe realizarse periódicamente y que en adelante, solo podrán prestar sus servicios en la Iglesia las personas que hayan recibido la indicada formación.
• Se dispone que respecto de quienes prestan los antes indicados servicios en la Iglesia, se deberá verificar además que no tienen juicios pendientes en estas materias.
• Toda persona que colabore en el ámbito pastoral en la Iglesia en Chile, deberá firmar un compromiso de adhesión a las políticas de prevención aprobadas a nivel nacional y a la disponibilidad para la formación permanente.
• Quienes contravengan las políticas de prevención establecidas, estarán inhabilitado para prestar sus servicios en la Iglesia.
El capítulo siete se refiere a la situación de los clérigos que pertenecen a Institutos de Vida Consagrada o Sociedades de Vida Apostólica clericales de derecho pontificio y su relación con los obispos diocesanos y la normativa incluida en estas Líneas guía.
Cierra el documento el capítulo octavo, a modo de conclusiones, en que los obispos confirman la importancia de la presencia de niños y jóvenes en la vida de la Iglesia, identificándolos con el propio Jesús, y expresan su esperanza de que estas Líneas guía ayuden a la Iglesia en Chile a hacer de sus comunidades parroquiales, educativas y otras, verdaderas escuelas de fe y confianza, de comunión y libertad, de pureza y santidad.
Ambientes sanos y seguros
El Vicario de Educación del Arzobispado de Santiago, Pbro. Tomás Scherz, recalcó la necesidad de fomentar ambientes sanos y seguros: “Hay pautas en el ámbito de la prevención, que tienen muchas aristas. No es solo el autocuidado, que ha sido cuestionado porque se le endosa la responsabilidad al niño, sino también de un ambiente sano en los colegios. No solo poner puertas o ventanas transparentes, cámaras de vigilancia, sino que sean los adultos los responsables, con el conocimiento y la formación que se ha establecido en nuestras guías a propósito de los agentes pastorales”, explicó.
Sobre las denuncias
Por su parte, la Doctora en derecho canónico, Ana María Celis, explicó lo nuevo de las Líneas guías respecto del Protocolo: “Damos un paso más respecto de la recepción de las denuncias. Hasta ahora los documentos eran eminentemente jurídicos, ahora tratamos de cubrir otros ámbitos, como la formación de personas e iniciativas de acompañamiento de víctimas, que son ámbitos en los que tenemos que seguir avanzando”.
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