Estas tragedias que afectan la vida de las personas, sus hogares, sus entornos y sus medios de vida nos golpean porque somos “Una Sola Familia Humanaâ€.
En estos dÃas, en que la Pastoral Social Caritas Chile conmemora los 60 años de su fundación, estas situaciones vuelven a recordarnos la urgencia de construir un desarrollo integral, solidario y sostenible, donde el bienestar de los más pobres esté en el centro de la preocupación.
Nuestro hermano, el papa Francisco, nos recordaba en su encÃclica que los pobres son mucho más vulnerables a las consecuencias de los fenómenos socioambientales; asà también alertaba frente al impacto de la megaminerÃa, la producción de energÃa, la agroindustria y los patrones de consumo desproporcionado en el fenómeno de la contaminación y el cambio climático. En este contexto, nos decÃa el Papa “Muchos pobres viven en lugares particularmente afectados por fenómenos relacionados con el calentamiento, y sus medios de subsistencia dependen fuertemente de las reservas naturales y de los servicios ecosistémicos, como la agricultura, la pesca y los recursos forestales. No tienen otras actividades financieras y otros recursos que les permitan adaptarse a los impactos climáticos o hacer frente a situaciones catastróficas, y poseen poco acceso a servicios sociales y a protección. (…)
Lamentablemente, hay una general indiferencia ante estas tragedias, que suceden ahora mismo en distintas partes del mundo. La falta de reacciones ante estos dramas de nuestros hermanos y hermanas es un signo de la pérdida de aquel sentido de responsabilidad por nuestros semejantes sobre el cual se funda toda sociedad civil.†(Laudato SÃ, 25)
Hoy no podemos quedar indiferentes frente al dolor de tantos hermanos de Ecuador, Uruguay, Argentina y Chile. Desde nuestras propias fragilidades y experiencias de catástrofe que nos impulsan a levantarnos una y otra vez, queremos invitarlos como Iglesia y sociedad chilena, a estar atentos –también- a las necesidades de estos hermanos que han perdido todo, y a poner en el centro de nuestra preocupación y nuestra oración también a los damnificados de esos paÃses tan cercanos.
Confiamos a Jesús Resucitado a quienes han muerto, le pedimos consuelo para sus familias, y el aliento y esperanza que nos da el EspÃritu Santo a quienes colaboran con los que están sufriendo las consecuencias de estas catástrofes.
Fuente: Comunicaciones Pastoral Social Caritas
Santiago, 19-04-2016