En primer lugar se designó como Centro de Acopio Casa de Formación Betania. Luego se tomó contacto en terreno o a través de los párrocos con los sectores y comunas más dañadas: Palomares y Chaimávida (Parroquia Natividad de María); Penco (Parroquia Divino Redentor); Tomé y Dichato (Parroquia Nuestra Sra. de la Candelaria); Hualqui (Parroquia San Juan Bautista); Florida (Parroquia Nuestra Señora del Rosario), Rafael, Lloicura, Los Quillayes (Parroquia La Purísima). El objetivo de esta primera visita fue constatar las principales necesidades y definir la mejor manera de ayudar.
Un segundo paso consistió en canalizar las donaciones y aportes de particulares y empresas, para entregarla inmediatamente a las personas. Precisamente uno de los sectores más afectados fue la comuna de Florida, especialmente las localidades interiores como “Quebrada Las Ulloas”, donde vivía la señora Elvira Morales, quien señala que se le quemó su casa completa. “Quedé sin nada, con la ropa puesta y la pura basura… Se quemó todo nuestro hogar, fue una pena grande, pero gracias a mis familiares y amigos estamos sacando los escombros y limpiando para salir adelante. Gracias a Dios no perdimos mascotas y pudimos salvar la yunta de bueyes”. “Nos quedaremos en el mismo lugar, queremos construir de nuevo otra casa porque aquí somos dueños. Ojalá nos reparen pronto la luz y el agua”.
También en Florida, la capilla San Sebastián de Manco fue arrasada por las llamas. Su animadora, la señora Mery Núñez Rojas, afirmó “fue una pérdida tremenda. Cuando me sentía con pena me venía a refugiar a la capilla, que era más que mi hogar, porque tanto para mí como para muchas personas más aquí estaba nuestra vida espiritual y personal. Fue muy doloroso, por ejemplo, ver a mi madre llorando por la capilla. El 15 de enero habíamos hecho la celebración de San Sebastián con huasos montados y mucha gente, y un par de días después perderlo todo es una tristeza muy grande. Ahora tenemos que tratar de apoyar para que se levante lo más pronto posible”.
Según relató el párroco padre John Escobar, “haciendo un catastro de las 18 comunidades se ve la desolación que ha dejado el fuego, como fue quemando lugares, casas, la mayoría de las capillas está en pie pero muchas familias lo han perdido todo, a puertas cerradas. Los próximos días seguiremos haciendo catastros, visitando lugares y buscando la gente que ha sufrido pérdidas materiales. Agradecemos el aporte de los donantes y de la Diócesis de Santa María de Los Ángeles, que a través del padre Gustavo nos hizo llegar fardos de paja para alimentar los animales”.
El padre Gustavo Valencia, sacerdote de la obra de Don Orione, explicó “del decanato de Los Ángeles decidimos apoyar primero por la cercanía, de lo contrario los recursos se ocupan en petróleo y otras cosas. Lo que hicimos fue concurrir hasta Florida, tomar contacto con el párroco y visitar algunas familias para ver en qué les podíamos ayudar, además de conversar con ellos porque nos hemos dado cuenta que una de las necesidades de la gente es comunicar lo que han vivido, y hay que dejar tiempo para eso”.
El próximo paso es priorizar las localidades, personas y necesidades que se acompañarán, a través de proyectos e iniciativas específicas para reconstruir las zonas y realidades afectadas por los incendios.
[/b]Larry Henríquez Bravo, Periodista Vicaría de Pastoral Social[b]
CECh, 03-02-2017