“La Cuaresma, la Pastoral, tiene rostro de mujer, una mujer que está activa y también quiere ser protagonista de los cambios que queremos generar para los adultos mayores”, Érika Álvarez, encargada de Cuaresma de Fraternidad en Melipilla.
Son muchas las mujeres que forman parte de Cuaresma de Fraternidad y que, a través de los años, han hecho posible proyectos que van en ayuda de los adultos mayores del país. Tal es el caso de María Inés Macuer y Érika Álvarez, ambas encargadas de Cuaresma de Fraternidad, en Arica y Melipilla respectivamente, y que llevan años al servicio de la comunidad.
Según cuenta María Inés, cuando comenzó su trabajo en Cuaresma de Fraternidad, pensó que se reducía a repartir las alcancías de la campaña entre las Iglesias y la gente. No obstante, al comenzar el trabajo con el adulto mayor, grupo de la población con el cual se siente muy identificada pues tiene 71 años, comenzó a sentirse enriquecida por la labor que lleva a cabo.
“Estoy muy contenta de haber trabajado todos estos años para el adulto mayor. Yo salgo fortalecida ayudando al que lo necesita, quizás no siempre son cosas materiales, pero es muy importante prestar el hombro para que ellos se apoyen y sientan el afecto que nosotros sentimos al ayudarlos. Ha sido muy enriquecedor participar en esto, para mí es una dicha, es un regalo de Dios”, expresó María Inés.
Por su parte, Érika hace mención a la realidad rural costera y urbana que cubre la Diócesis de Melipilla, y que en ellas destaca mucho la mujer esforzada que hasta los 80-90 años, sigue participando en actividades, pero a la vez, la mujer que está sola por diversos motivos, y que necesita el apoyo y el generar redes por parte del equipo, para que pueda ser atendida y acompañada.
Para Érika, el trabajo que realiza como encargada de Cuaresma de Fraternidad “es bien gratificante porque se vuelve a poner en la palestra que la mujer es la principal participante. La mayoría de nuestros adultos mayores son mujeres, entonces son las principales movilizadoras que transmiten la cercanía de la Madre Iglesia, a la gente con la que trabajamos”.
Gracias a ellas y a muchas otras mujeres que hacen posible la campaña de Cuaresma de Fraternidad, podemos continuar con la labor fraterna y solidaria que permite ir en ayuda de un grupo vulnerable de la población chilena. Además, hacemos extensivas nuestras felicitaciones y agradecimientos a todas las mujeres de nuestro país y muy especialmente, a quienes con su entrega generosa, se comprometen en labores de servicio, amor y apoyo a los más necesitados.
Les recordamos que la campaña de este año continúa hasta el 25 de marzo, esperamos contar con su apoyo para seguir financiando proyectos que vayan en beneficio de los adultos mayores más vulnerables del país.
Fuente: Comunicaciones Cuaresma de Fraternidad
CECh, 08-03-2018