Mientras juntos comenzamos el período de Adviento, recuerdo claramente dónde estaba yo el año pasado en estas mismas fechas.
Estaba en Bangladesh, visitando a la comunidad de refugiados de la vecina Myanmar. En ese momento, les expliqué que estaba allí para escuchar a las personas de la etnia rohingya que habían sido obligadas a abandonar sus hogares, en el terror y la violencia. Les expliqué que si les escuchábamos y escuchamos siempre a los refugiados y migrantes de otros lugares, veríamos que sus historias son las nuestras. Sus sufrimientos y sueños son los nuestros también. Tenemos un camino en común. Podemos compartir su viaje.
El Adviento es un tiempo muy especial. Un tiempo de gran amor y celebración, para recordar a nuestro prójimo y crecer juntos. El Adviento es también tiempo de espera. De esperar el futuro, como los refugiados con los que pasé el último Adviento, y también de esperar la venida de Jesús, que se convirtió en un refugiado. Jesús nació pobre, como estos refugiados, pero Él nunca deja de amar. Espero que ninguno de nosotros deje de amar.
Este Adviento es el tercero en el que los simpatizantes de Caritas han estado trabajando arduamente para abogar en favor de los migrantes y refugiados, en el marco de la campaña «Compartiendo el viaje». En este Adviento, me acuerdo también de todo lo que la Sagrada Familia tiene en común con las personas que se desplazan, hoy en día. A algunos casos, alguien les dijo que dejaran sus casas, otros se encontraron sin habitación en la posada y sin seguridad, ni protección. Otros tienen un bebé que nace lejos de casa y de la familia.
En sus cuatro semanas, el Adviento es también un tiempo de gran creatividad, cuando Dios, el Creador, envía a su hijo entre nosotros para fomentar la unidad y el amor. El Adviento es tiempo de misas, de guirnaldas de hermosos colores. Es un tiempo lleno de color y creatividad, y de esperanza por la llegada de Jesús.
Poco antes del Adviento, Caritas ha estado celebrando la Semana Mundial de Acción de su campaña “Compartiendo el viaje”, con su propio tema sobre la creatividad, que consiste en utilizar la expresión artística para apoyar la visión del Papa Francisco de la inclusión creativa de los migrantes, los refugiados y las comunidades de acogida.
Como Caritas, encontramos inspiración para nuestra campaña en una joven llamada Nasrin, que trabaja en Caritas Bangladesh, acogiendo a niños refugiados y manteniéndolos a salvo. A través de su trabajo y amor, Nasrin es un testigo moderno de las cualidades de la madre de Jesús, María. Estas son cualidades de amor, alegría, paciencia, humildad y amabilidad. Como muchas personas de todo el mundo que apoyan a los migrantes y refugiados, Nasrin camina humildemente con las Sagradas Familias de hoy. Compartiendo el viaje, exhortamos a las personas a vivir su fe y a dar testimonio de los valores del Evangelio, caminando con los más vulnerables.
A primeros de este año, en Roma, me reuní con compañeros de Caritas de todo el mundo con el fin de pegar fotos de rostros, en un gigantesco collage que recreaba una imagen de la cara de Nasrin, envuelta en un foulard azul que lleva puesto para trabajar en los campos de refugiados. Yo pegué una foto de mi abuelo, que fue enviado a Filipinas cuando era niño, escapando de la pobreza en China. El Papa Francisco pegó una foto de bodas de sus padres, italianos, en su lugar de nacimiento, Argentina. En el collage, nuestros antepasados migrantes se unieron a cientos de otras personas, algunas ricas, otras pobres, algunas famosas, otras no, algunas migrantes o refugiados, otras anfitrionas.
Los compañeros de Caritas de Oceanía trajeron consigo una imagen de Behrooz Boochani, escritor kurdo-iraní, cineasta y defensor de los derechos humanos, que en ese momento sufría años de detención indefinida tras haber sido detenido por las autoridades australianas, cuando intentaba viajar allí como refugiado. Behrooz acaba de ser puesto en libertad, pero ¿a dónde puede ir él ahora? Su rostro estaba en el collage de Caritas, cuando él fue al Parlamento de Aotearoa-Nueva Zelanda, durante la Semana de Acción Mundial de “Compartiendo el viaje”.
Este collage creativo me inspira y me tranquiliza, con tantas personas literalmente pegadas con pegamento, que se convierten en una sola, encontrando unidad y amor. Me habla de ver el mundo como un todo y no formado por individuos. Si te alejas del collage, con la distancia, las caras individuales retroceden. En cambio, hay un solo rostro, un rostro representativo de la familia humana, de nosotros, los hijos de Dios, que estamos llamados a abrirnos a la creatividad del amor de Dios, en unidad, no separados los unos de los otros.
El collage de Caritas me recuerda lo que San Juan Pablo II escribió en su Carta a los artistas: «El artista tiene una relación especial con la belleza. En un sentido muy verdadero, se puede decir que la belleza es la vocación que le confiere el creador en el don del talento artístico».
También me recuerda las palabras del Papa Francisco.
«Con su llegada, Cristo trajo consigo la buena nueva. Esa nueva que es siempre capaz de renovar nuestras vidas y comunidades y, aunque el mensaje cristiano haya conocido períodos de oscuridad y debilidad eclesial, nunca envejece. Jesús también puede superar esas grises categorías en las que lo encerraríamos y nos sorprende constantemente, con su creatividad divina«.
En este Adviento, recordemos la llegada de Jesús, de su camino hacia nosotros. Cristo quiere compartir el camino con nosotros, como su Padre, el Dios creativo, lo compartió a Él con nosotros.
Fuente: Comunicaciones Pastoral Social Caritas
CECh, 02-12-2019