Catherine Mella, responsable del programa Medioambiente, Gestión del Riesgo y Emergencia (MAGRE) de Caritas Chile, destaca que “cuando las comunidades están organizadas, cuando hay un trabajo colaborativo con el sector público, privado y la academia, cuando realizamos medidas de preparación, prevención y mitigación, salvamos vidas, cuidamos los bienes materiales y protegemos el ecosistema. Es labor de la Iglesia católica, a través de Caritas Chile y las Caritas diocesanas, seguir promoviendo el cuidado de la casa común, con pequeñas acciones, que parten desde uno mismo, desde las comunidades y en los territorios”.
Una muestra del impacto que produce una comunidad organizada y con herramientas para reducir el riesgo y responder ante la emergencia, es la labor que ha realizado la comunidad de Las Pitras en la región del Biobío.
Gloria Valdivia es la encargada parroquial del sector de Las Pitras, en la región del Biobío, perteneciente a la diócesis de Los Ángeles. Tal como muchas zonas rurales del país, Las Pitras no cuenta con señal telefónica, lo que constituye un elemento de vulnerabilidad para esta comunidad. Estar comunicados con las autoridades responsables y entre los vecinos, permite actuar preventivamente, así como también con acciones concretas en el desarrollo de la emergencia, y así lo ha relatado la señora Gloria, a partir de su propia experiencia durante los incendios que todavía afectan el país. Según señala, tener un sistema de radio integrado a la Red de Emergencia Rural y los equipos portátiles con los que cuentan los vecinos de la zona, permitieron alertar sobre la amenaza inminente del fuego: “Combatimos, luchamos, trabajamos, toda la comunidad. Cuando el fuego se aproximó a las casas, yo hice el llamado. Llegó mucha gente. (…) Gracias a la radio y los portátiles pudimos organizarnos muy bien” en el combate de los focos de incendio, con excelentes resultados, sin daños en las viviendas ni en las personas, afirma. Como consecuencia de estos positivos resultados, valora y agradece el trabajo realizado por Caritas Los Ángeles y Caritas Chile en su comunidad.
El sistema de radio y los equipos portátiles a los que hace referencia la señora Gloria, son parte del proyecto “Gestión comunitaria de reducción del riesgo de desastres: fortaleciendo la resiliencia ante desastres” coordinado por Caritas Chile, implementado por los equipos de Cáritas locales y financiado por Cáritas Alemania en cuatro regiones del país. “Se trata de una una iniciativa que busca contribuir a la resiliencia comunitaria y el desarrollo territorial, para la reducción del riesgo de desastres y la adaptación de comunidades y territorios al cambio climático”, señala Pedro Contreras, coordinador del proyecto.
Chile, un país en riesgo
El director de Caritas Chile, Lorenzo Figueroa, destaca que los incendios forestales que nos afectan “se inscriben en una tendencia global, en la que se define a la sociedad moderna como la sociedad del riesgo, por sus estilos de vida, de producción, etc. Esto genera riesgos de causalidad múltiple que resultan muy difíciles de controlar, que se agudizan en medio de una crisis energética y climática, siendo los incendios forestales unos de los riesgos graves para la humanidad”, en ese contexto mundial, Chile es un país muy vulnerable, afirma. Según los nueve criterios de vulnerabilidad determinados por la ONU en 1992, nuestro país cumple con siete de ellos: áreas costeras de baja estatura, zonas áridas y semiáridas, zonas de bosques, propensión a los desastres naturales, sequía y desertificación, zonas urbanas con contaminación atmosférica y ecosistemas montañosos.
El director de Caritas Chile es enfático al señalar que “resulta clave el protagonismo de las comunidades” como respuesta frente al riesgo, y así lo ha podido demostrar la experiencia nacional e internacional en la materia. “Nuestro enfoque para abordar estas emergencias ha sido creer en la prevención. Y la prevención pasa, fundamentalmente, por apostar por el trabajo con las comunidades: su experiencia, el conocimiento de su entorno, su sabiduría, sus valores y la capacidad de articulación que poseen”. La experiencia de la señora Gloria demuestra que una comunidad preparada, fortalecida, con liderazgos claramente reconocidos, vinculada a su entorno, y con las herramientas materiales y formativas, es una comunidad eficiente y resiliente.
Fuente: Caritas Chile
CECh, 11-02-2023