La gestión del riesgo requiere de la participación de los diversos actores sociales pertenecientes a un país, región, localidad o comunidad concreta. Implica generar acuerdos sociales para el desarrollo de estrategias, programas o proyectos orientados a la prevención, respuesta y la recuperación ante un desastre.
Por ello es importante considerar los siguientes aspectos:
Organizar a la comunidad para planificar una estrategia de prevención donde se definan las acciones y actores responsables de ejecutarlas.
Concientizar a la comunidad sobre el riesgo de vivir en una zona expuesta a los incendios forestales junto con aumentar la responsabilidad activa de la comunidad y de los habitantes del lugar, para la prevención.
Proteger el área, la vida de las personas, propiedades, bienes de la comunidad, la flora y la fauna del daño o su destrucción producto de la ocurrencia de IF. Todo ello, con el fin de hacer de la comunidad un lugar más seguro en donde vivir, trabajar, y también visitar.
Nadie conoce mejor su territorio que sus habitantes, por lo que se debe trabajar desde este conocimiento y adaptarlo a las referencias geográficas formales que tengan los expertos para poder reconocer espacios relevantes como:
Características del territorio.
Actividades económicas principales de sus habitantes.
Antecedentes de la población que habita en la comunidad como número de personas, número de establecimientos educacionales, servicios presentes, comunidades vecinas, entre otras.
Identificación de lugares de importancia para la comunidad.
Incendios forestales ocurridos en la comunidad en años anteriores, y otros antecedentes de relevancia para la construcción del Plan comunitario.
¿Qué podemos hacer como comunidad para prevenir incendios forestales?
Reconocer las capacidades que tenemos para prevenir, responder y recuperarnos de un posible Incendios Forestales a lo que llamaremos “resiliencia”.
Identificar actores clave para la gestión del riesgo de Incendios Forestales.
Distribuir funciones, roles y responsabilidades claras y delimitadas para aprovechar esas capacidades resilientes, actuar preventivamente y dar primera respuesta a un incendio forestal.
Los Incendios Forestales se pueden prevenir con una comunidad que sepa cómo manejar preventivamente la vegetación, hacer una detección oportuna, tener un control eficaz del fuego y organizarse para planificar sus estrategias y llevarlas a cabo.
La elaboración del plan involucra un proceso que debe ser liderado por un instructor/a, quien es el que va guiando a la comunidad en el desarrollo de los temas que son abordados en los talleres comunitarios y que son imprescindibles para que la comunidad comprenda la realidad de su territorio en relación a la gestión de riesgos para la prevención y mitigación de incendios forestales.
En función de lo anterior, se considera que los talleres comunitarios son la base del plan de prevención, ya que permitirán recolectar la información necesaria para su elaboración, a fin de fortalecer y mejorar la toma de decisiones, y la priorización de los recursos.