Sensibilizar a la comunidad creyente en torno a la necesidad de la mantención de una pastoral de salud organizada y permanente, para que por ella la cada comunidad descubra que el servicio a quien sufre, es “un lugar privilegiado para Dios” . Sensibilizar al equipo de salud en los criterios de humanización de la salud, desarrollando entre ellos la propuesta de la antropología cristiana. Favorecer la presencia de agentes pastorales en las unidades de acompañamiento espiritual del sistema público de la salud.